![]() |
Corazón de-sastre de Silvia Muñoz |
- Has tocado un corazón. Eso es algo que no puede decir mucha gente -dijo mi adjunto-.
- Presumiré de ello con orgullo -me reí.
Es cierto. He tocado un corazón. Un corazón humano, en su sitio, latiendo. Un corazón vivo. Si eso no es impresionante no sé qué lo es. Bueno, sí. La cirugía cardíaca en sí misma es bastante impresionante, porque ese mismo corazón que toqué vivo, latiendo con fuerza, caliente contra mi mano, lo toqué unos minutos más tarde frío y quieto, paralizado por el potasio de la cardioplejía.
Para poder operar un corazón es necesario pararlo y vaciarlo de sangre. Para ello se establece un sistema de circulación extracorpórea, una máquina recoge la sangre de las venas cavas, la oxigena y la devuelve a la arteria aorta, por lo que durante la cirugía el corazón y los pulmones están completamente quietos, parados, inertes. Una vez realizada la operación todo se devuelve poco a poco a su funcionamiento normal, y el corazón, previamente quieto, parado e inerte, va recuperando su latido. Primero de forma débil, aturdido y, a veces, desincronizado. Pero con algo de ayuda se recupera, entra de nuevo en calor y vuelve a funcionar con ganas, algo burlón, incluso con cierta chulería gracias a la válvula nueva o los bypasses que los cirujanos hayan realizado.
La anatomía es limpia, los cirujanos hábiles -tanto dentro como fuera del quirófano- y la técnica laboriosa.
El resumen más simple de esta rotación sería un trabajo exquisito, un procedimiento minucioso y una estudiante maravillada. Pero no, no creo que vaya a ser cirujana cardíaca.
O sí. ¿Quién sabe?
Para poder operar un corazón es necesario pararlo y vaciarlo de sangre. Para ello se establece un sistema de circulación extracorpórea, una máquina recoge la sangre de las venas cavas, la oxigena y la devuelve a la arteria aorta, por lo que durante la cirugía el corazón y los pulmones están completamente quietos, parados, inertes. Una vez realizada la operación todo se devuelve poco a poco a su funcionamiento normal, y el corazón, previamente quieto, parado e inerte, va recuperando su latido. Primero de forma débil, aturdido y, a veces, desincronizado. Pero con algo de ayuda se recupera, entra de nuevo en calor y vuelve a funcionar con ganas, algo burlón, incluso con cierta chulería gracias a la válvula nueva o los bypasses que los cirujanos hayan realizado.
La anatomía es limpia, los cirujanos hábiles -tanto dentro como fuera del quirófano- y la técnica laboriosa.
El resumen más simple de esta rotación sería un trabajo exquisito, un procedimiento minucioso y una estudiante maravillada. Pero no, no creo que vaya a ser cirujana cardíaca.
O sí. ¿Quién sabe?
Me han encantado cada una de tus historias y tus ilustraciones! Y como a veces solo decimos las cosas malas y nos callamos las buenas, éste es solo un mensaje para que quede claro que lo bueno también hay que decirlo. Y para que sigas dibujando y escribiendo, porque es una verdadera maravilla! A mi ya me has enamorado del todo!! Súper enhorabuena!
ResponderEliminarUn besito,
Marina
Muchísimas gracias.
EliminarEmpecé a escribir por necesidad y las ilustraciones llegaron como complemento a los relatos. Pero parece que este blog poco a poco va cogiendo forma y que haya gente que lo disfrute le da más sentido y me calienta el corazón.
Gracias, de verdad 🤗