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Mostrando entradas de mayo, 2018

Lágrimas

Acuarela de Robin Ewers Hace unas semanas vi a un hombre llorar de preocupación. Hoy vi a un hombre llorar de alivio. Casi lloro yo también. Me calentó el corazón verle así, feliz, a pesar de las heridas quirúrgicas y de la cánula que le atravesaba la garganta. Entró sonriente y animado a la sala de curas, acompañado por su hija. Se encontraba bien, se sentía fuerte, o eso nos dijo mientras tapaba el orificio de la traqueotomía para hablar. Mi adjunto empezó a comprobar pruebas y datos en el ordenador mientras la enfermera iniciaba la cura de la herida. -Ya están los resultados de anatomía patológica -dijo el médico. Un silencio no acordado llenó la habitación unos segundos, hasta que el adjunto soltó con voz incrédula y atropellada: -Pues no había tumor. -¡Ni falta que hace! -respondió la hija con una sonrisa de oreja a oreja. Y entonces el hombre se echó a llorar. Había sufrido un cáncer y lo había superado, para tiempo después oír en una revisión que algo no cuadrab

Sálvate

Ayer comencé las prácticas en el servicio de otorrinolaringología (ORL) y entré por la puerta grande. A media mañana llamaron de urgencias: un hombre se había cortado el cuello con un vaso roto y requería cirugía inmediata. Cuando llegamos al box la otorrino de guardia intentaba frenar la hemorragia de la enorme boca accesoria, sangrante e irregular, que atravesaba el cuello del paciente de lado a lado. Pero no era la única herida que tenía nuestro recién llegado. Estaba cubierto de hematomas y tenía múltiples fracturas, pues hacía apenas unos días que se había tirado desde un tercer piso con  la misma finalidad que en esta ocasión: morir. Las palabras 'ponte el pijama' y 'lávate' que deseaba oír cada mañana de rotación en Cirugía General esta vez me hicieron temblar. Como todos los quirófanos estaban ocupados tuvieron que parar una intervención para poder operar a este pobre hombre. La herida resultó ser superficial, parece que degollarse es más complicado de

'Yo sé quién es'

Ilustración  de Paula Bonet El primer día que oí a los cirujanos hablar de temas ajenos a la intervención que estaban realizando me sorprendí mucho. Luego asumí que estar de ocho a tres encerrado en un quirófano, en una laboriosa tarea de "corta y pega" visceral, puede resultar tedioso, y conversaciones mundanas sobre fútbol, cine, viajes y el tiempo amenizan el ambiente. Y sí, también hablan de medicina. De casos clínicos curiosos, interesantes, difíciles o que impresionan. De la cirugía de obesidad del quirófano de al lado, de la mastectomía que le han hecho a una chica de 27 años con BRCA positivo o de la joven de 22 con un tumor cerebral... Supongo que era cuestión de tiempo que reconociese uno de esos casos. Que reconociese un nombre que en realidad nadie llegó a pronunciar. Puede que no me lo esperase, que me quedase congelada en el sitio creyendo que era un malentendido, que estaba equivocada, que no podía ser. Puede que entrase en taquicardia mientras seguía lleg