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Todo va a salir bien

‘Todo va a salir bien’ de Silvia Muñoz

- ¿Por qué no escribes? -me preguntó.
- Porque tengo enredos en el pensamiento y no quiero darme tirones.
- Deberías desenredarte con letras...
Y aquí estoy, frente al teclado una vez más.

 El principio de incertidumbre de Heisenberg establece que no puedes conocer la velocidad y la posición de una partícula al mismo tiempo. Para mí nunca tuvo tanto sentido como ahora. Solíamos correr de un lado a otro; trabajo, gimnasio, universidad, casa, trabajo, gimnasio, trabajo, clase, casa... Corríamos tanto que perdimos el valor del momento presente. Mirábamos con prisa hacia delante y se nos olvidó constatar dónde apoyábamos los pies. Ahora hemos frenado en seco. Estamos en casa, casa, casa, casa, casa... Y desconocemos a dónde nos dirigimos y a qué velocidad nos desplazamos.
Empecé este curso en septiembre, ilusionada por un año que se iba a parecer poco a lo que yo tenía planeado. Sexto, último curso de carrera. Fiestas, clases, exámenes y prácticas. Sacrificio y celebración a partes iguales. Un viaje a Riviera. PreMIR. Talleres prácticos. Vacaciones. Trabajo de fin de grado. Graduación.
Coronavirus. Y nada más.
Desapareció. Todo un futuro a medio plazo y ultimado hasta el más mínimo detalle se esfumó, y es que el porvenir ha dejado de tener sentido. Dadas  las circunstancias ni siquiera sé si acabaré la carrera en junio, o si mañana me llamarán para trabajar. Y qué poco me importa. Sé que la gente muere, que compañeros y amigos van al frente cada día, que esto es una guerra  y desconocemos cuándo va a terminar. Tengo miedo y esperanza a partes iguales y, por mucho que me gusten las dicotomías, ésta en concreto me resulta difícil de asimilar. Y a quién no. Nos quitaron el ahora, lo único que nos sostenía y que no supimos ver. Flotamos en un limbo histórico y sin precedentes. Quién sabe lo que viene después.
Inspira.
Espira.
Respira.
Todo va a salir bien.


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